Encuentro
Donde antes había escarcha ahora hay rosas. Los pájaros se acercaban a la acera donde los transeúntes vestían ropas de entretiempo, ya que el verano estaba cerca.
El amor estaba en el aire, como las abejas que, deseosas, van en busca de la miel. La misma miel que él encuentra al rozar los labios de esa chica de camisa oscura, con pañuelo y gafas de sol.
No es una chica cualquiera, ella consigue que la vea destacar entre las demás personas, al bajar sus gafas y observar detenidamente al enamorado que sólo tiene sonrisas para ella.
Él constantemente busca su mirada entre los ojos de la gente, pero no se da cuenta que la niña de sus ojos baja tímida la mirada y con paso ligero pero airoso comienza a andar.
Anda y anda hasta que nota cómo le tiran del pañuelo. Sin pararse a pensarlo, ella intenta deshojar los dulces pétalos de una margarita en su mente pero, antes de saber la respuesta final, su enamorado le lanza un beso hasta los topes de miel, de burbujeante miel que ella devuelve con una brillante sonrisa y, entre el bullicio de las personas se sienta a su lado en el cálido suelo, en medio de toda la gente. Pero éso no importaba: sólo importaban sus miradas enamoradas y sus besos de primavera.
Sophia
El amor estaba en el aire, como las abejas que, deseosas, van en busca de la miel. La misma miel que él encuentra al rozar los labios de esa chica de camisa oscura, con pañuelo y gafas de sol.
No es una chica cualquiera, ella consigue que la vea destacar entre las demás personas, al bajar sus gafas y observar detenidamente al enamorado que sólo tiene sonrisas para ella.
Él constantemente busca su mirada entre los ojos de la gente, pero no se da cuenta que la niña de sus ojos baja tímida la mirada y con paso ligero pero airoso comienza a andar.
Anda y anda hasta que nota cómo le tiran del pañuelo. Sin pararse a pensarlo, ella intenta deshojar los dulces pétalos de una margarita en su mente pero, antes de saber la respuesta final, su enamorado le lanza un beso hasta los topes de miel, de burbujeante miel que ella devuelve con una brillante sonrisa y, entre el bullicio de las personas se sienta a su lado en el cálido suelo, en medio de toda la gente. Pero éso no importaba: sólo importaban sus miradas enamoradas y sus besos de primavera.
Sophia
