El principito (fragmento del capítulo siete)
Nunca he podido evitar no sentirme identificada con el
Principito porque, por muy extraño que les parezca a los mayores serios, este libro siempre ha sido, es y será mi favorito.
Aquí dejo un fragmento que sé de memoria:
-¿Para qué sirven las espinas?
El principito jamás renunciaba a una pregunta una vez que la había formulado. Yo estaba irritado por lo del tornillo y le respondí lo primero que se me ocurrió:
-Las espinas no sirven para nada. ¡Es pura maldad por parte de las flores !
- ¡Oh!
Pero, después de un silencio, me soltó con una especie de rencor:
- ¡No te creo ! Las flores son débiles. Son inocentes. Se tranquilizan como pueden. Se creen temibles con sus espinas. ..
Yo no respondí nada. En aquel instante me decía: "Si sigue resistiéndose este tornillo, lo volaré de un martillazo."El principito perturbó otra vez mis reflexiones:
- Y tú crees que las flores...
-¡No, no es eso! Yo no creo nada. Te he contestado lo primero que se me ocurrió. ¡Yo me dedico a cosas serias !
Me miró estupefacto.
- ¡A cosas serias !
Me veía, con mi martillo en la mano y los dedos negros de grasa, inclinado sobre un objeto que le parecía muy feo.
- ¡Hablas como los mayores !
Me dio un poco de vergüenza. Pero él, despiadado añadió:
- ¡ Lo confundes todo... lo mezclas todo !
Estaba verdaderamente muy irritado. Sacudía al viento sus cabellos dorados:
- Conozco un planeta donde hay un señor coloradote. Nunca ha olido una flor. Nunca ha mirado una estrella. Nunca ha querido a nadie. Nunca ha hecho más que sumas. Y todo el día anda repitiendo como tú: "¡Soy un hombre serio! ¡Soy un hombre serio !". Y con eso se hincha de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo !
- ¿Un qué ?
- ¡Un hongo !
El principito estaba ahora pálido de cólera.
- Hace millones de años que las flores fabrican espinas. Hace millones de años que los corderos, a pesar de ello, se comen las flores. ¿Y no es serio tratar de comprender por qué se matan fabricando espinas que nunca sirven para nada? ¿No es importante la guerra entre los corderos y las flores? ¿No es más serio y más importante que las sumas de un gordo señor rojo? Y que conozca yo una flor única en el mundo, que no existe en ninguna otra parte excepto en mi planeta, y que un corderito puede aniquilar una mañana, así, de golpe, sin darse cuenta de lo que hace, ¡no, eso no es importante!
Se puso colorado y luego prosiguió:
-Si alguien ama una flor de la que no existe más que un ejemplar en todos los millones y millones de estrellas, le basta eso para ser feliz cuando la mira. Piensa: "Mi flor está allí, en alguna parte..."¡Pero si el cordero se come flor, para él es como si, bruscamente, todas las estrellas se apagaran! ¡Y eso no es importante, no!
EL PRINCIPITO, Antoine de Saint-Exupéry
Principito porque, por muy extraño que les parezca a los mayores serios, este libro siempre ha sido, es y será mi favorito.
Aquí dejo un fragmento que sé de memoria:
-¿Para qué sirven las espinas?
El principito jamás renunciaba a una pregunta una vez que la había formulado. Yo estaba irritado por lo del tornillo y le respondí lo primero que se me ocurrió:
-Las espinas no sirven para nada. ¡Es pura maldad por parte de las flores !
- ¡Oh!
Pero, después de un silencio, me soltó con una especie de rencor:
- ¡No te creo ! Las flores son débiles. Son inocentes. Se tranquilizan como pueden. Se creen temibles con sus espinas. ..
Yo no respondí nada. En aquel instante me decía: "Si sigue resistiéndose este tornillo, lo volaré de un martillazo."
- Y tú crees que las flores...
-¡No, no es eso! Yo no creo nada. Te he contestado lo primero que se me ocurrió. ¡Yo me dedico a cosas serias !
Me miró estupefacto.
- ¡A cosas serias !
Me veía, con mi martillo en la mano y los dedos negros de grasa, inclinado sobre un objeto que le parecía muy feo.
- ¡Hablas como los mayores !
Me dio un poco de vergüenza. Pero él, despiadado añadió:
- ¡ Lo confundes todo... lo mezclas todo !
Estaba verdaderamente muy irritado. Sacudía al viento sus cabellos dorados:
- Conozco un planeta donde hay un señor coloradote. Nunca ha olido una flor. Nunca ha mirado una estrella. Nunca ha querido a nadie. Nunca ha hecho más que sumas. Y todo el día anda repitiendo como tú: "¡Soy un hombre serio! ¡Soy un hombre serio !". Y con eso se hincha de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo !
- ¿Un qué ?
- ¡Un hongo !
El principito estaba ahora pálido de cólera.
- Hace millones de años que las flores fabrican espinas. Hace millones de años que los corderos, a pesar de ello, se comen las flores. ¿Y no es serio tratar de comprender por qué se matan fabricando espinas que nunca sirven para nada? ¿No es importante la guerra entre los corderos y las flores? ¿No es más serio y más importante que las sumas de un gordo señor rojo? Y que conozca yo una flor única en el mundo, que no existe en ninguna otra parte excepto en mi planeta, y que un corderito puede aniquilar una mañana, así, de golpe, sin darse cuenta de lo que hace, ¡no, eso no es importante!
Se puso colorado y luego prosiguió:
-Si alguien ama una flor de la que no existe más que un ejemplar en todos los millones y millones de estrellas, le basta eso para ser feliz cuando la mira. Piensa: "Mi flor está allí, en alguna parte..."