Inspiración en servilletas
Hace un tiempo me di cuenta de que me cuesta mucho empezar historias. Digo empezar ya que escribo mayoritariamente comienzos y casi nunca finales.
Me aterroriza el folio en blanco, ver la pluma encima de la mesa esperando ser recogida para plasmar la supuesta sapientísima idea que ronde en mi cabeza. A veces hasta me parece que el papel se ríe de mí por estar tan blanco e inmaculado.
Pero todavía me aterro más cuando me pongo en el ordenador y veo la asquerosa raya vertical que parpadea impaciente.
Para evitar estos terribles ataques hacia mí, me ha dado por escribir en sitios menos usuales pero más efectivos, me explico:
Todo empezó cuando te eché de menos y necesitaba escribir, así que lo hice en una simple servilleta que tenía en el bolsillo y el resultado fue uno de los mejores poemas que he escrito en mi vida.
Las palabras de esta manera están vivas porque son improvisadas, naturales, espontáneas, puras y sencillas; puedes tachar sin miedo, atraparlas entre tus manos y ordenarlas a placer.
Ahora mi mesa está llena de servilletas.
Sophía