Flores prensadas

Voy a prensar flores, como Natalia en el libro de Irlanda de E.F.

Mi abuela tenía muchos cuadros y yo seguiré con la tradición. De esta manera las flores se mantienen en su esplendor, quedan atrapadas en su juventud para siempre, como bellas durmientes en un ataúd de cristal. Pero por otro lado es tan triste, ya que pierden la vitalidad de sus colores.

Cuando era pequeña tenía una rosa (como el Principito) que tampoco quería envejecer. Me suplicaba que la salvara de la senectud, pero yo no sabía qué hacer. La miraba triste mientras iba muriendo; aunque cada día que se le caía un pétalo, rápidamente lo recogía para que no se estropeara y lo asentaba en uno de mis libros de fantasía y de poesía. De este modo, mi rosa estaba siempre conmigo.

En primavera prensaré las flores de mi terraza que no quieran envejecer y morir. Sólo a éstas, ya que otras prefieren permanecer poco tiempo en la tierra, mientras su corta vida puedan pasarla presumiendo como un pavo real.

Hoy estoy más feliz.

Sophía