Vorágine primaveral
Vorágine Primaveral:
Escucha las llamadas de los pájaros y atraviesa las puertas de esa vieja reja que tienes con los barrotes oxidados, adéntrate en el jardín y deja entrever el Sencha y los primeros tulipanes de la temporada en tus labios.
Desnúdate y corre. Corre hasta que pierdas el camino de vuelta y puedas sentir los latidos de ese corazón que está siempre en movimiento y en renovación. Déjalo palpitar en tus besos radiantes y escucha cómo canta en tu risa enamorada.
Hazlo, cada vez que estés en plena vorágine
primaveral. Por favor, no dejes que te apacigüen. No tengas miedo de arrasarlo
todo como si fueras un huracán. No temas por cambiar las horas del reloj. No pienses en el frío de sus miradas y voltea
la página. Tú nunca has tenido miedo de sentir y brillar.
¡Brilla! Porque el sol está jugando con tu luz en este
mismo instante. De ahí que no sepas cuando empieza el día ni cuando termina la
noche. Estás cambiante y variable, hermosa y latente. Tus hemisferios nunca
estuvieron tan delimitados. Porque aunque no lo sepas todavía: tú eres el
equinoccio de primavera.
Sophie