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Farolas



 Los seres humanos tenemos una cierta similitud con las farolas, siempre estamos iluminando. No significa que por la noche recobremos el sentido en la calle del pensamiento.
Desprendemos luz, una luz que se cuela en el cuerpo de otro ser humano y aviva esas ascuas que se mantienen para siempre.
Cuando alguien muere, cuando alguien cierra la puerta del desengaño, cuando se apaga ese toque de iluminación, cuando el gusto se pierde en un sabor, cuando la catarsis llega a su fín. Todo éso y más nos recuerdan a alguien. A una luz ausente cuyo recuerdo creemos haber superado, pero que jamás olvidaremos. A esa farola que realmente, nunca dejará de brillar.
Sophía

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