Dunas de arena…
Dunas de arena…
¡Cómo brilla lo que tengo bajo mis pies! Camino por un mar formado de una sólida sustancia que no es agua, ni hierba… Se escapa entre mis manos y vuela por el viento... Finalmente adivino: ¡Es arena!
El cielo es anaranjado y el sol indio se funde con el suelo que se vuelve incandescente y se transforma en cálido fuego que aporta fuerza a mi alma.
Camino lentamente, los pájaros vuelan sobre mi cabeza y con sus bates de alas mueven y transforman el paisaje, mientras cantan:
El cielo es anaranjado y el sol indio se funde con el suelo que se vuelve incandescente y se transforma en cálido fuego que aporta fuerza a mi alma.
Camino lentamente, los pájaros vuelan sobre mi cabeza y con sus bates de alas mueven y transforman el paisaje, mientras cantan:
¡Oh dunas, dunas de arena: Libéranos de esta amarga condena!
Pero el lugar continúa cambiando y yo intento seguir, mientras escalo y me hundo; mientras me quedo atrapada en algo que no sé qué es.
El calor me agota y justo cuando voy a perder la conciencia, me doy cuenta: Estoy perdida en el desolador desierto... ¡Nadie me salvará!
Sophía...