La reina de mis mariposas: La Rosa: El atardecer 9ª P.3
La reina de mis mariposas:
La Rosa: El atardecer
9ª P.3
Quién iba a decirme a mí hace unos
meses, que acabaría en un vivero, yendo de la mano de la flor más vital que
había visto nunca.
Íbamos buscando una rosa, una rosa
roja porque así sólo nos faltaría el baobab y el atardecer para sentirnos
como auténticos extraños en la tierra. Hablamos de muchas cosas, de tonterías
quizá, pero esas tonterías iban llenando mi ser, de algo tan próximo a la
felicidad que parecía imposible:
-¿Qué te parece esta rosa? ¿No es
la flor más bonita que has visto nunca? Ni siquiera ha brotado de su
capullo, ¡y mira cuántos tiene! Esta flor es mágica, y aún no ha nacido. Cuando
las rosas salgan, mi terraza se llenará de magia, y entonces podremos bailar y
respirar sin parar.- Michelle cogió a su nueva amiga con sumo cuidado y
la llevo con las dos manos como si se tratara de una lámpara de los deseos que
pudiera desquebrajarse en cualquier instante.
-Michelle, ¿puedo hacerte una
pregunta? ¿Cómo lo haces?
-¿Cómo hago qué?- . Mi pequeña
mariposa me miró sorprendida, desde luego no esperaba esa pregunta y se le
dilataron las pupilas mientras esperaba respuesta.
-No sé, ser tan mágica, contigo
parece que nada está mal, que no existen los problemas y las complicaciones, es
como si todo se tiñera de un tono violeta, como si vieras e hicieras ver la
vida con un filtro hermoso-. Michelle rió, como ella reía siempre, y
exclamó:
-¡Ya sabes que escribo mucho! Y al
final mis relatos siempre acaban azucarados. Creo que por eso todas las
personas necesitamos escribir, sepamos o no. El papel hace un poco de mediador,
de tercera persona que lo observa todo. Quizá cuando escribimos, cuando dejamos
a tinta escrita todo lo que nos preocupa, en forma de poemas o de historias,
todo eso se transforma y en cierta manera nos da una respuesta diferente, más
lejana y cercana a nosotros mismos. En cierta manera, escribir es ese camino
directo que tenemos con nuestra alma, y con las almas que nos rodean. Yo puedo
escribir algo, y tú me lees y entonces sientes mis sentimientos y los haces
tuyos, ¿entiendes? Cuando escribo me siento más comprendida, por mí misma y por
el mundo, y aunque a veces es al revés, puedo suspirar porque al menos, mis
problemas están más lejos. No sé, creo que me estoy poniendo demasiado sensible
pero las palabras son tan importantes para mí que no sé qué haría sin ellas-.
Ella se sentó en una fuente
rodeada por claveles chinos, dejó su rosa en el suelo y yo no me atreví a decir
nada, había muchos proverbios que decían que a veces callar era la opción más
sabia, pero realmente no me venía nada a la cabeza más acertado que lo que
Michelle trataba de explicarme. A veces es mejor dejarse llevar por el
silencio, por el sonido de una fuente, por las nubes sobre nuestras cabezas,
por mi mano en su pelo, por el olor de los claveles, por mi boca sobre la suya…
Creo que estaba atardeciendo.