Hay veces que...
Hay veces que...
A veces, a veces me gusta sacar el
pintalabios y disfrazarme de mayor, de ponerme el abrigo de paño e ir con
las manos en los bolsillos, paseando tranquilamente, como si tuviera todo bajo
control.
A veces me gusta
disfrazarme de niña, de ponerme mis diademas rojas, de salir a columpiarme, de
correr, saltar, bailar, girar bajo el sol con los brazos extendidos hasta que
el atardecer abandone mi pelo dorado.
A veces me gusta
salir al teatro, a cenar, a dar un paseo nocturno entre las farolas y los
árboles, porque cuando llevo los labios pintados, puedo hablar de arte, de
literatura, de jazz, de cine o simplemente estar callada y escuchar el
silencio.
A veces me gusta
quedarme en casa, y volver a ver la historia interminable, y sentirme como una
emperatriz infantil sin nombre. Porque con los lazos puesto puedo desempolvar
mis libros con ilustraciones y mirar cómo se pone el sol de puntillas desde la
ventana.
Hay veces que
simplemente me siento y contemplo el instante, y me paralizo como una
fotografía, olvido de qué me he disfrazado esa mañana, y soy simplemente yo:
las dos cosas, ambas, todo y nada. Y es entonces cuando los atardeceres me
sonríen…