Un día como los de
antes:
Quizá hoy es un día
como los de antes, de esos en los que te apetece no pensar y pensar en todo a
la vez. Días en los que te tiras en la cama y sólo quieres que la banda sonora
de Bowie de envuelva mientras las ondas moradas de la pared se ciernan sobre ti.
Un día de dolor de barriga y algo de fiebre, un día en el que el tiempo a
bajado quince grados de vez y no apetece salir de casa.
Uno de esos días en
los que la niña sale y hace volar las hadas de toda la habitación. Jugar
resulta cómodo, apacible, no importa el tiempo, no importa que los juguetes te
miren con la nostalgia del pasado, Dorothy nunca los abandonaría. Hoy es un día
en el que el reloj no existe, quizá son las once, quizá las diez o las tres de
la tarde. Un día de nunca jamás donde las comedias resultan trágicas y las
tragedias son incompresibles.
Días raros en los que
te sientes única y pequeñita al mismo tiempo, en los que piensas que el mundo
es demasiado grande para ti, cuando realmente es demasiado pequeño y apenas
cabe un baobab y una rosa.